Adam Sandler, créase o no, también hace cine “de autor”
Adam Sandler es un autor. Es decir, el cine del actor Adam Sandler es cine de autor. Del autor Adam Sandler. Bien, la idea –que puede sonar compleja tratándose de quien se trata, pero no lo es tanto– surgió rondando la primera década del siglo XXI desde cierto sector de la crítica que veía en el cómico un factor cinematográfico que imprimía un sello propio a cada película y que, de ese modo, lo hacía ocupar el rol de autor, sea quien fuera que dirigiera el film. Un caso similar al de Jerry Lewis, por ejemplo, que así era bien considerado en la Francia de los Cahiers du Cinema en oposición a la indiferencia que obtenía en los Estados Unidos luego de su momento de éxito en la década del 50.
En otro caso actual, así se pueden pensar las películas de Tom Cruise que, según esta manera de señalarlas, encierran una verdad: la arquitectura de esos films de acción, aventuras o espías tienen el diseño primordial de Cruise, una actuación central y una producción hasta el detalle (bueno, obvio, vamos a dejar de lado Eyes wide shut, donde Cruise era un peón del gigantesco por siempre Stanley Kubrick). En fin, dicen que Adam Sandler es un autor, y no resulta difícil adherir a la proposición.Febrero de 2020: Adam Sandler recibe el premio a “mejor actuación masculina” por “Diamantes en bruto”, en los premios Independent Spirit Awards. REUTERS/Eric Gaillard
Antes de pasar a Garra, la película de Netflix protagonizada por Sandler sobre la que discurren –centralmente– estas líneas, no viene mal señalar algunos films icónicos de su filmografía. ¿Quién no recuerda ese clásico de La mejor de mis bodas, con el peinado ochentoso, su banda de covers para casamientos, el amor por Drew Barrymore y esa escena del final con Billy Idol en la cabina de avión? ¿Y esa historia de redención y clasismo que es Happy Gilmore donde interpreta a un joven de las clases laboriosas que debe incursionar en el golf? Quien no ha visto Un papá genial y no haya reido y llorado frente a la pantalla televisiva durante una repetición en el cable? Luego fue descubierto para el drama en la genial Embriagados de amor (Punch drunk love), de Paul Thomas Anderson,que lo expuso como un actor no sólo de comedia en este extraño film. Manejo de la ira fue una gran comedia junto a, qué otro, Jack Nicholson. Ojo, todo esto sin abandonar la comedia liviana, efectiva y taquillera, como No te metas con el Zohan, Jack & Jill o Hombres, mujeres y niños. La esperanza vive en mí fue tal vez su primer rol absolutamente dramático. Acerquémonos en el tiempo: la singular Diamantes en bruto lo mostró como un frenético joyero en un viaje descendente a la tragedia. Y así llegamos a hoy.
Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.
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