Adiós a Optane, una tecnología carísima que no acabó de resolver ningún problema

Sobre el papel Optane parecía fantástica. Intel la presentaba en 2017 con el objetivo de enterrar al disco duro tradicional y ponérselo difícil incluso a las populares unidades SSD. Jamás logró ni una cosa ni la otra —de hecho, ni se acercó a hacerlo—, y ahora Intel se rinde y anuncia que ha dado carpetazo final a esta división. Parece una buena decisión.

Optane era más rápida, pero también mucho más cara. La tecnología de Intel demostró desde sus inicios que ciertamente planteaba mejoras interesantes para el segmento de las memorias no volátiles, pero tenía dos problemas de partida.

El primero, que solo estaba soportada por equipos muy específicos y modernos, algo que se fue solucionando con el tiempo. El segundo que eran unidades carísimas y con un precio de GB muy superior al de los SSD. Eso jamás se solucionó.

Nunca fueron un sustituto real a los SSD. De hecho Intel no las planteaba así —lógico, sabiendo su coste y limitada capacidad— sino como una especie de caché para unidades de disco tradicionales y SSDs. En el segundo caso la cosa cobraba aún menos sentido, y esto era más una especie de evolución de los Fusion Drive de Apple que combinaban un disco duro tradicional con memorias Flash NAND que actuaba también como una caché para acelerar el acceso a los datos más frecuentes.

Optane primero dijo adiós al PC. En enero de 2021 Intel reconocía su derrota parcialmente: abandonaba estas unidades para el mercado del PC y se centraba en Optane para servidores y centros de datos. Las ventajas cada vez eran menores, sobre todo cuando las unidades SSD no han parado de mejorar y los estándares PCIe 4.0 y PCIe 5.0 —aún por cuajar— ofrecen tasas de transferencia espectaculares.

Hasta siempre, Optane. Y tras ese anuncio anterior, ahora Intel ha decidido que deja de desarrollar Optane. En su informe con los (malos) resultados trimestrales del segundo trimestre de 2022 hay un apartado en el que indican claramente cómo “hemos iniciado la liquidación de nuestro de memorias Intel Optane”, e incluso destacan que el inventario que ha quedado sin venderse ha provocado unas pérdidas de 559 millones de dólares.

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Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.

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