África reinventada: en Burkina Faso, Ibrahim Traoré defiende la resiliencia, el reconocimiento y la resistencia

El presidente interino de Burkina Faso, capitán Ibrahim Traoré, pronunció un poderoso discurso durante la segunda cumbre del Foro Económico y Humanitario Rusia-África celebrado el 28 de julio. En su discurso, pidió mayor soberanía, seguridad alimenticia y reconocimiento de las contribuciones históricas de África. Al escuchar su entusiasta discurso, muchos lo compararon con el líder panafricanista burkinés Thomas Sankara, a la vez que sugirieron que la retórica de Traoré reflejaba el fervor y la dedicación para alcanzar la autonomía y prosperidad africanas que caracterizaban la visión de Sankara, mientras recordaba sus proféticas palabras en 1987 «Mata a Sankara y miles de Sankara nacerán», pronunciadas ante información de su círculo sobre la amenaza inminente de asesinato mediante un golpe de estado. Radio France Internationale (RFI), principal medio francés, informó de la supuesta participación de Francia en su asesinato, aunque 20 años más tarde.

En su discurso, marcado fuertemente por los temas de memoria histórica y reconocimiento, Traoré subrayó el a menudo olvidado, papel de la Unión Soviética y de África en la lucha contra el nazismo en Alemania y contra el fascismo en Italia durante la Segunda Guerra Mundial junto a potencias occidentales como Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Se lamentó también de que la narrativa histórica marginara frecuentemente las importantes contribuciones de estas naciones, perpetuando así la visión distorsionada de la historia que pasa por alto el importante papel de África.

En lo que se presentaba como una clara petición de cambio de paradigma entre los líderes africanos, Traoré los instó a resistir la manipulación de las fuerzas imperialistas. En sus palabras: «Los presidentes africanos debemos dejar de ser marionetas que bailan cada vez que los imperialistas mueven los hilos».

Y añadió: «Para finales de 2022, mi administración y yo mismo hicimos un llamado de voluntarios, lo que llevó a que alistaran casi 100 000 civiles más. Centenares de estas valientes personas ya han sacrificado sus vidas para salvaguardar las de sus compatriotas».

«Lo que no puedo comprender es por qué otros líderes africanos, que no ofrecen ayuda, se agachan tanto cuando se etiquetan a estos valentes hombres y mujeres como ‘milicias’. En otros lugares, serían aclamados ‘patriotas’».

Traoré destacó también la gran importancia para las naciones africanas de la autosuficiencia alimentaria. Alabó el anuncio del presidente ruso Vladimir Putin de enviar cereal gratuitamente a seis países africanos tras el fracaso del acuerdo del mar Negro y, al mismo tiempo, lo enmarcó como un llamado de atención para los líderes africanos. «No deberíamos venir a la próxima cumbre sin haber asegurado la autosuficiencia alimentaria de nuestros pueblos», afirmó.

Para concluir su discurso, Traoré tomó las poderosas palabras de Thomas Sankara en su discurso ante Naciones Unidas en 1984: «el esclavo incapaz de organizar su revuelta no merece ser compadecido», unido a la frase que Sankara empleaba para concluir, «Patria o muerte: ¡venceremos!». Estas afirmaciones retumbaron como un llamado a la batalla, se difundieron rápidamente en las redes sociales y tocaron la fibra sensible en los corazones de la juventud africana.

Captura de pantalla del video ‘Ibrahim Traore: El discurso del presidente panafricanista de Burkina Faso gana seguidores en toda África’ de African Insider en YouTube. Uso legítimo.

Este es el espíritu que Traoré pretende despertar en su país y en todo el continente africano. Su pedido es por un futuro en el que África no sea objeto de explotación externa, sino que se levante fuerte como una federación de naciones autosuficientes, resilientes y reconocidas equitativamente en el escenario mundial. Como sugiere Traoré en su discurso, no es simplemente algo a lo que aspirar, pues es esencial para la supervivencia y progreso del continente.

Este grito de guerra provoca algo más que agitación del espíritu durmiente y resiliente de los africanos; es más que simples palabras. Encierra el alma de un continente que se mantiene firme en su búsqueda por la dignidad, la autonomía y prosperidad, a pesar de las dificultades pasadas y presentes. Este sentir se manifestó de forma sorprendente en la entusiasta bienvenida de una gran muchedumbre que recibió al presidente a su vuelta a Burkina Faso el 31 de julio.

Traoré, oficial militar de la ciudad de Bondokuy al oeste de Burkina Faso, llevó a cabo un golpe de estado exitoso el 30 de septiembre de 2022, y derrocó al teniente-coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba. Asumió el cargo de jefe de Estado y líder del «Movimiento patriótico para la salvaguarda y restauración», y a los 34 años, se convirtió en el jefe de Estado más joven del mundo.

Este derrocamiento no fue un incidente aislado, pues formaba parte de un conjunto de cinco golpes de Estado similares ocurridos en África entre agosto de 2020 y julio de 2023 en Malí, Chad, Guinea, Burkina Faso y, ahora también, Níger, todos excolonias francesas. Estas perturbaciones políticas representan un clamor en contra de lo que se considera el eco persistente del colonialismo: un sistema denominado «françafrique».

Los líderes que dieron estos golpes de Estado denunciaron abiertamente la inercia advertida y la sumisión de las autoridades políticas civiles a este sistema, llegaron a cuestionar la responsabilidad e incluso la complicidad de las potencias occidentales en la diseminación del terrorismo en África. Estas preocupaciones se han intensificado a raíz del asesinato del presidente libio Muammar Gaddafi por parte de la OTAN.

Estos controvertidos temas incluyen la ola de bases militares en África y el mantenimiento de contratos comerciales injustos y desiguales diseñados para beneficiar a multinacionales extranjeras. Los líderes de estos golpes alegan que estos aspectos sirven para perpetuar un ciclo de explotación, que va en detrimento del crecimiento y desarrollo del continente. Por otro lado, los ciudadanos de estos países a menudo muestran su apoyo a estas tomas de poder militares; por ejemplo, en Malí, manifestaciones multitudinarias culminaron en la destitución del presidente en funciones, y respaldan al Ejército y su misión.

En consecuencia, la llegada al poder de Traoré en Burkina Faso forma parte de un contexto más amplio: una ola de golpes de Estado militares en la África francoparlante. Mientras estos países se estremecen por la inestabilidad política, el mundo observa y desea transiciones pacíficas y el desarrollo sostenible de estos Estados. La historia está manchada de asesinatos de africanos influyentes y líderes negros como Patrice LumumbaThomas SankaraAmílcar CabralFred HamptonMalcolm XMartin Luther King Jr. o Muammar Gaddafi, cuyas ideologías entraban en conflicto directo con los intereses occidentales. Con esos precedentes históricos, se impone el deseo de que el líder actual de Burkina Faso continúe su firme búsqueda de la soberanía y prosperidad africanas, que desafía las mismas peligrosas fuerzas geopolíticas que se cobraron las vidas de sus predecesores revolucionarios.

Esta nueva ola de liderazgo militar aparece en el contexto de una creciente contienda geopolítica: una nueva versión del «reparto de África». Los antiguos amos coloniales como Francia, Reino Unido y Estados Unidos están volviendo al continente; sin embargo, el panorama ha evolucionado para dar cabida a otras nuevas potencias mundiales, como China, Turquía, India y Brasil, impacientes por establecerse en el continente. A diferencia de la Conferencia de Berlín de 1884-1885 que aprobó el histórico reparto de África y que resultó en la división del continente en microentidades denominadas a la fuerza naciones-estado y explotadas por los abundantes recursos fuente de riqueza de las potencias extranjeras, existe ahora una creciente resistencia y deseo por la autonomía del continente.

En lugar de seguir siendo meros espectadores en el ámbito de los asuntos internacionales, las naciones africanas trabajan para reivindicarse como actores que crean un impacto, forman sus propias trayectorias en medio del enfoque internacional, mientras mantienen una dedicación inquebrantable para determinar su propio destino. Este cambio ocurre en un mundo que se convierte constante e irreversiblemente en un mundo «multiplex», tendencia que observó Amitav Acharya en 2014, y que indica que en un «cine multisala o multiplex, (…) no existe un único director o productor que monopoliza la atención del público o su lealtad durante mucho tiempo. La audiencia puede elegir».

Mientras esta brisa transformadora sopla a través de África, estimar el alcance y el potencial de estos cambios radicales sigue siendo una tarea colosal. Sin embargo, es evidente la creciente repercusión de estas voces revolucionarias que traspasan las fronteras africanas; esta influencia es más notoria por el apoyo que dan los africanos en el extranjero a su continente de origen, ya que se ha convertido en una significativa fuerza promotora de la autonomía y desarrollo de África con iniciativas como giros económicos, inversiones, defensa, promoción cultural y transferencia de conocimiento, que personifican la visión defendida por figuras conocidas como Marcus GarveyW.E.B. Du BoisRichard WrightMartin Luther King JrMalcolm X y Huey P. Newton.

El viaje hacia la autonomía se ve reforzado por el incremento de las figuras influyentes africanas que captan las ideas de la juventud del continente: iconos como Kemi Seba, Nathalie Yamb y Ousmane Sonko. Sus voces resuenan y denuncian la división de África para consumo de las potencias extranjeras, y además inspiran a las nuevas generaciones que anhelan el cambio. Quizá es cierto que ha llegado el momento en el que la predicción de 1893 de Charles Henry Pearson y de las leyes psicológicas de la evolución humana de Gustave Le Bon en 1894, que aluden al ascenso de África detrás de a China, resurgimiento impulsado por el crecimiento de la población y la industrialización.

Sin duda, la composición demográfica de África presenta una dimensión adicional a este escenario esperanzador. Dada su población notablemente joven y en expansión, unida a una tierra rica en recursos naturales, el continente puede aprovechar este poder demográfico para avanzar hacia el autogobierno. A medida que oscila el péndulo del cambio, la energía colectiva de la juventud africana podría servir de catalizador para empoderar al continente hacia un futuro en el que no se presente como subordinado, sino como un actor en igualdad de condiciones en el escenario global.

admin

Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.

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