El poder del silencio: cómo el cine sin diálogos sigue desafiando a la industria contemporánea

En una época en la que el ruido parece sinónimo de éxito, el cine que apuesta por el silencio sigue demostrando que no necesita palabras para conmover, provocar o hacer reflexionar. Desde las primeras proyecciones de los Hermanos Lumière hasta obras contemporáneas como The Artist (2011) o A Quiet Place (2018), el lenguaje audiovisual ha encontrado en la ausencia de diálogos una de sus herramientas más potentes y desafiantes.

Este tipo de cine no sólo remite a los orígenes del séptimo arte, sino que plantea una crítica implícita a la saturación de efectos visuales, diálogos explicativos y fórmulas repetidas que dominan la industria actual. La imagen, cuando no está subordinada al texto hablado, recupera su papel central como vehículo de emoción y pensamiento. Es ahí donde el espectador deja de ser un mero consumidor pasivo para convertirse en un intérprete activo del lenguaje visual.

Películas como El Espíritu de la Colmena (1973) de Víctor Erice, Gerry (2002) de Gus Van Sant o Le Quattro Volte (2010) de Michelangelo Frammartino son ejemplos modernos de una estética que privilegia lo no dicho, lo insinuado, lo contemplativo. En estos filmes, el silencio no es ausencia, sino presencia cargada de sentido. Cada plano fijo, cada mirada sostenida, cada sonido ambiental adquiere una dimensión simbólica que pocas veces se alcanza en el cine más convencional.

La vigencia del cine silente o semisilente también se nutre de una audiencia cada vez más fragmentada, que busca experiencias distintas a las que ofrecen las megaproducciones de Hollywood. Plataformas de streaming como MUBI o Filmin han contribuido a visibilizar estas obras, demostrando que todavía hay mercado para un cine que desafía la lógica del espectáculo.

Este fenómeno no solo representa una forma de resistencia artística, sino una necesidad expresiva. En tiempos de ruido informativo, de saturación de contenidos y de narrativas aceleradas, el cine que calla permite escuchar lo esencial: la mirada, la emoción, la imagen pura. Lejos de ser una rareza, este cine demuestra que aún es posible contar grandes historias sin necesidad de levantar la voz.

La paradoja es clara: mientras más calla, más dice.

admin

Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.

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