
Hollywood y el miedo a lo nuevo: ¿Por qué la industria del cine le teme a las ideas originales?
Durante décadas, Hollywood ha sido sinónimo de innovación cinematográfica. Sin embargo, en los últimos años, el espectador atento ha notado una repetición inquietante en la cartelera: secuelas, remakes, spin-offs, universos compartidos… y muy pocas historias nuevas. La industria parece haber entrado en una zona de confort creativa, pero ¿por qué? ¿Qué motiva a los grandes estudios a darle la espalda a la originalidad?
Más allá de una simple falta de ideas, la situación responde a un fenómeno más complejo: el miedo económico. Las películas originales implican riesgos. No tienen una base de fans preexistente ni garantías de taquilla. En contraste, un reboot de una franquicia conocida, aunque mediocre, tiene más probabilidades de recuperar la inversión gracias al factor nostalgia y al marketing fácil. No es que Hollywood no pueda innovar, es que no quiere perder.
Películas como Inception, Everything Everywhere All At Once o Get Out demostraron que aún hay espacio para propuestas audaces y originales. Pero incluso estas excepciones deben sortear obstáculos: estudios reticentes, presupuestos limitados y campañas de distribución poco agresivas. No es casualidad que muchas historias frescas hoy emerjan desde plataformas independientes o del streaming, donde la presión financiera es distinta.
Además, la dependencia de algoritmos y focus groups ha contaminado el proceso creativo. El guion ya no se mide por su valor artístico, sino por cuánto puede ser viralizable, cuántos productos puede vender o si permite una secuela. Así, el cine se despoja de su capacidad de riesgo para transformarse en una fórmula.
Paradójicamente, esta aversión al riesgo está erosionando el propio negocio. La saturación de historias recicladas ha provocado fatiga entre las audiencias. Fracasos como The Flash, Indiana Jones 5 o el reboot de Hellboy no solo fueron pérdidas millonarias, sino también un síntoma de que el público quiere algo más.
Lo que está en juego no es solo el futuro de la taquilla, sino el sentido mismo del cine como arte. ¿Seguirá siendo un espejo de la imaginación humana o se reducirá a ser un algoritmo de contenido seguro?
El espectador, al final, tiene la última palabra. Y quizá esa palabra ya no sea “Marvel”, sino algo que ni siquiera hemos escuchado antes.

Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.
Ver másDel neorrealismo italiano a los documentales clandestinos de América Latina, el séptimo arte ha sido mucho más que entretenimiento. Aunque Hollywood …
Los Ángeles, 10 de julio de 2025.– La industria del cine atraviesa una nueva etapa de tensiones legales: actores, actrices …
A lo largo de la historia del cine, una pregunta ha persistido entre críticos, cineastas y espectadores atentos: ¿puede el …