Ira popular, sin elecciones a la vista y con partidos débiles: la “olla en ebullición” de Perú

La Comisión de Constitución del Congreso de Perú rechazó el martes un nuevo predictamen que proponía el adelanto de elecciones generales para este año, a pesar de que se trata de una demanda popular, solicitada por miles de personas en las calles y en las encuestas. Un panorama poco alentador para la nación andina.

Perú, un país con alta inestabilidad política desde 2016, afronta una dura etapa desde el 7 de diciembre de 2022, cuando el expresidente Pedro Castillo trató de disolver el Congreso y, en cambio, terminó destituido por el mismo órgano legislativo y aprisionado por el Poder Judicial.

Su vacancia fue llenada por Dina Boluarte, quien ejercía como primera vicepresidenta del país. Sin embargo, su asunción lejos de calmar los ánimos, impulsó el malestar popular, particularmente de las provincias, de las zonas andinas que se sentían representadas con Castillo.

Múltiples regiones, con Puno a la cabeza, se han manifestado en contra de Boluarte, a quien le exigen renunciar, además del cierre del Congreso y en algunos casos la convocatoria de una asamblea constituyente. El resultado de las movilizaciones y de la represión estatal: más de 60 muertes y más de 1.300 personas heridas, de acuerdo a la Defensoría del Pueblo.

El panorama de Boluarte

Boluarte sigue en el poder, con un 74 % de desaprobación, según un sondeo reciente de Datum Internacional. El mismo porcentaje de personas consultadas estima que debería dimitir si el Parlamento no aprueba el adelanto de elecciones generales, empero ella se niega.

“La última encuesta de Datum registra una mejora en la percepción producto de la disminución de las protestas, aun así, la desaprobación a la gestión de la presidenta Dina Boluarte sigue siendo alta”, asevera Urpi Torrado, gerenta general de la citada empresa de investigación y opinión pública.

En diálogo con RT, la experta detalla que las circunstancias en las que Boluarte llegó al poder son distintas a otros mandatarios electos, por lo cual es solo comparable con el caso de Martín Vizcarra (2018–2020), quien asumió el Gobierno tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski.

Pero a diferencia de Vizcarra, la lideresa no tiene el respaldo de la población. “Y aunque este mes registra una ligera mejora [de 16 % a 19 %], la mayoría pide adelanto de elecciones siguiendo la vía constitucional”, comenta Torrado.

“La mayor parte del rechazo a su gestión se sustenta en el manejo de la crisis política. Las protestas afectaron la economía de muchas regiones y hogares en el Perú”, indica la gerenta general de Datum.

El estado de las manifestaciones

En las últimas semanas el clima social se ha calmado, pese a algunas movilizaciones que se han registrado en el país, como la del jueves pasado, cuando manifestantes llegaron a Lima provenientes de Puno y fueron reprimidos por la Policía Nacional del Perú (PNP).

“Las protestas han bajado su intensidad, dos tercios de peruanos no quieren protestas. Es difícil saber qué pasará [en los próximos días], pero ese descontento es como una olla en ebullición“, advierte Torrado.

El paso del ciclón Yaku por el país enfrió aún más las manifestaciones, mientras los movimientos sociales provincianos se preparaban para retomar sus actividades. En Lima, en cambio, no hay reportes sobre futuras movilizaciones.

En la capital peruana la presidenta Boluarte tiene la más baja reprobación.Ernesto Benavides / AFP

En la capital, una de las zonas de mayor actividad económica de Perú, Boluarte presenta la tasa de desaprobación más baja (62 %), según Datum Internacional. Una muestra más del choque entre Lima y las provincias, que trasciende el índole financiero.

“La actividad económica –señala Torrado– marca un contexto distinto. En el sur y centro la gente reclama mayor presencia del Estado. Son zonas donde la geografía no ha ayudado al desarrollo, pero tampoco ha habido una política que la impulse”.

Del país profundo a Lima: La génesis de la protesta en Perú vista por el excanciller Héctor Béjar

Crisis política profunda

En junio de 2016, Kuczynski venció en el balotaje a Keiko Fujimori por estrecho margen (50,1 % contra 49,8 % de votos válidos), iniciando una etapa de zozobra con la mayoría parlamentaria que ostentaba el fujimorismo. El boicoteo legislativo y las denuncias de corrupción lo llevaron a dimitir casi dos años después.

Desde entonces, ninguna fuerza política ha alcanzado mayoría en el Congreso y no hay aspirante presidencial que logre siquiera el 20 % de apoyos en la primera vuelta. Un descrédito que se ha generalizado.

De acuerdo a Datum Internacional, un 72 % de la población no quiere participar en política y solo 1 % lo hace actualmente. “Hay mucha decepción y desconfianza en los políticos, por lo que la mayoría de peruanos no está dispuesta a involucrarse, además de estar centrado en su día a día”, indica Torrado.

El mayor rechazo en Perú lo genera el Congreso de la República.Cris Bouroncle / AFP

La desconfianza hacia la clase política ha incrementado en los últimos años, hasta llegar a picos históricos. El Barómetro de las Américas 2021 mostró que seis de cada 10 personas en Perú juzgaba que la corrupción estaba muy generalizada, tanto que llega al Estado.

Un 36 % pensaba que más de la mitad de los políticos estaban involucrados en la corrupción, e incluso un 23 % consideraba que todos estaban salpicados por este flagelo.

“Los sondeos dan cuenta de un país muy fragmentado, 52 % de los peruanos cree que las diferencias económicas son las que dividen el país. No podemos decir que solo el sur y el norte piensan distinto. Dependiendo de los temas, hay posiciones encontradas y coincidencias”, dice Torrado.

Una nueva incertidumbre

Aunque el Congreso de la República rechazó por quinta vez un posible anticipo de comicios, partidos políticos se preparan para una hipotética campaña presidencial, sea para 2023 o para 2024. No obstante, de momento no hay postulantes que sobresalgan entre la opinión pública.

“No hay liderazgos y probablemente por ello hay cierta desconexión con lo que está pasando”, afirmó la gerenta general de Datum, quien no descarta la posibilidad de que continúe el vaivén en el país suramericano, si no se acometen acciones de reforma.

Uno de los principales cambios radica en la relación Ejecutivo-Legislativo para evitar que continúen las remociones de mandatarios por argumentos como la “incapacidad moral permanente”, el método utilizado para vacar tanto a Vizcarra como a Castillo.

Sectores conservadores abogan por retomar el sistema bicameral, mientras que fuerzas de izquierda apuestan por una constituyente que cambie por completo el modelo y la propia concepción del Estado.

Así, como múltiples analistas, Torrado asegura que “sin reforma política o sin líderes, la fragmentación va a continuar”. Sin embargo, matiza que “el sentimiento está latente y hay espacio para que surjan” nuevos adalides.

En esa línea, zanja: “La búsqueda es de un líder que se identifique con la población y se comprometa a resolver los problemas que tienen”.

admin

Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.

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