Jeffrey Epstein: el eslabón perdido entre el poder, el secreto y la impunidad global

¿Murió Epstein o lo hicieron morir? ¿Fue su isla un simple punto de encuentro para élites corruptas o una pieza clave en una red internacional de chantaje político? A cinco años de su muerte, el caso aún huele a encubrimiento, complicidad y algo peor: organización.

Cuando Jeffrey Epstein apareció muerto en su celda el 10 de agosto de 2019, el mundo presenció uno de los momentos más incómodos del siglo XXI. No sólo por lo que implicaba su caída —una figura conectada con presidentes, científicos, príncipes y billonarios—, sino porque su muerte pareció diseñada para proteger a todos menos a las víctimas.

La narrativa oficial afirmó que se suicidó. Pero los detalles son tan grotescamente coincidentes que cualquier mente crítica vacila: cámaras que “dejaron de funcionar”, custodios que “se quedaron dormidos”, reportes forenses contradictorios y una celda cuya vigilancia debía ser constante.

¿Quién era realmente Epstein? Más allá del depredador sexual y el traficante de menores, ¿fue un operador político, un intermediario entre élites, un recolector de secretos? Su mansión en Manhattan —equipada con cámaras ocultas en cada habitación— parecía más un centro de vigilancia que una residencia. Su famosa “isla privada”, Little St. James, fue descrita por testigos como un escenario para rituales extraños, encuentros organizados y reuniones con personajes demasiado poderosos como para caer.

¿Y Ghislaine Maxwell? La única figura que realmente pisó prisión, sentenciada pero silenciada. Su juicio fue una cortina de humo: no se reveló la lista completa de clientes, no se permitió el acceso a testimonios clave y no se explicó cómo logró operar tanto tiempo sin ser detectada. ¿Por qué?

Epstein no era un simple millonario desviado. Era un engranaje dentro de una maquinaria más grande, invisible y coordinada. La pregunta ya no es si fue asesinado, sino por qué todos fingieron que no importaba. ¿Qué nombres protegió su muerte?

Algunos documentos del caso han comenzado a filtrarse, pero los nombres que aparecen son apenas la superficie. La verdadera lista, la de aquellos que sabían, participaron o pagaron para que todo siguiera, sigue enterrada. Y en el fondo, se impone una idea inquietante: no fue un escándalo aislado, fue una operación sistemática.

Tal vez Epstein no murió en su celda. Tal vez su verdadero legado fue demostrar que el poder, cuando se siente expuesto, no duda en reescribir la realidad.

admin

Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.

Ver más
Relacionados
Aumenta la tragedia en Gaza: más de 90 muertos al intentar conseguir ayuda humanitaria

La situación en Gaza se ha tornado aún más crítica tras la muerte de al menos 91 personas en las …

Terremoto de magnitud 8.8 frente a Rusia genera alerta global por tsunami

Kamchatka, Rusia / Pacífico, 30 de julio de 2025.– Un poderoso terremoto de magnitud 8.8 golpeó este miércoles la costa …

LA ONU REITERA QUE EL ESTADO PALESTINO ES UN DERECHO, NO UNA RECOMPENSA

António Guterres condena la negación de Palestina como Estado soberano La ONU reafirmó hoy que el reconocimiento del Estado palestino es …