Kamala Harris y Donald Trump: Dos Caminos en la Guerra de Ucrania y el Futuro Geopolítico Global

La guerra en Ucrania ha sido uno de los principales temas de la política exterior de Estados Unidos durante el mandato de Joe Biden, un conflicto que no solo ha redefinido las relaciones internacionales, sino que también ha generado profundas divisiones dentro de la política interna estadounidense. Con las elecciones de 2024 en el horizonte, dos figuras claves, Kamala Harris y Donald Trump, representan posturas radicalmente opuestas sobre cómo debe actuar Estados Unidos frente a esta crisis. Mientras Harris continúa con la política exterior de Biden, lo que sugiere una prolongación del conflicto por los intereses geopolíticos involucrados, Trump ofrece una solución distinta: terminar con el conflicto, pero a costa de aislar a China y a los BRICS, una alianza que podría desafiar al imperialismo estadounidense.

Kamala Harris: La continuidad del intervencionismo

Desde que Joe Biden asumió la presidencia, su administración ha adoptado una postura firme en apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa. Kamala Harris, como vicepresidenta, ha sido una defensora constante de esta política, que incluye sanciones económicas a Rusia, el envío de ayuda militar a Ucrania y la construcción de alianzas internacionales para contener a Moscú. Harris, quien ha jugado un papel cada vez más visible en la política exterior de la administración Biden, representa la continuidad de esta postura intervencionista.

El apoyo de Estados Unidos a Ucrania no es solo una cuestión de defender la soberanía de un país frente a una agresión extranjera; hay intereses estratégicos de largo plazo en juego. Ucrania es vista como un bastión clave en la contención de Rusia, un país cuyo gobierno ha sido visto como una amenaza directa al orden internacional dominado por Occidente. Además, la guerra ha permitido a Estados Unidos fortalecer su liderazgo dentro de la OTAN y afianzar su influencia en Europa Oriental, reafirmando su papel como potencia global. En este contexto, una administración Harris post-Biden seguiría con la estrategia de mantener la presión sobre Rusia, incluso si esto implica la prolongación del conflicto.

Donald Trump: El fin de la guerra, pero a un precio

Por otro lado, Donald Trump ha sido muy crítico con la intervención estadounidense en Ucrania y ha señalado que, de ser reelegido, pondría fin al conflicto. Trump ha argumentado en repetidas ocasiones que la guerra en Ucrania no es un interés vital para Estados Unidos y que el país no debería estar involucrado en un conflicto tan costoso, tanto en términos financieros como diplomáticos. Esta postura resuena con su enfoque general de “Estados Unidos primero”, que busca reducir el rol de Estados Unidos en conflictos internacionales y priorizar los intereses internos.

Sin embargo, Trump no es un pacifista. Su propuesta de terminar con la guerra en Ucrania viene acompañada de un giro en la política exterior que apunta a aislar a China y a los países miembros de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Para Trump, China representa la verdadera amenaza para el poderío estadounidense, no solo por su creciente influencia económica, sino también por su capacidad para desafiar el orden geopolítico establecido. Aislar a China y debilitar a los BRICS sería, en su visión, una manera de reafirmar la supremacía de Estados Unidos en el escenario global.

Los BRICS: El verdadero desafío al imperialismo estadounidense

Los BRICS han emergido como una coalición de países que buscan contrarrestar la hegemonía occidental, liderada por Estados Unidos. A diferencia de la política exterior de Biden y Harris, que se centra en la contención de Rusia, los BRICS tienen un enfoque multipolar que prioriza la cooperación económica y política entre naciones en desarrollo. China, como líder de este bloque, ha promovido un sistema financiero alternativo al dólar y ha defendido la no intervención en los asuntos internos de otros países, lo que contrasta con la postura intervencionista de Washington.

Si bien Trump critica la intervención en Ucrania, su política hacia China y los BRICS sugiere un aislamiento que podría profundizar las tensiones globales. Los BRICS, con su potencial económico y político, representan una alternativa real frente al imperialismo estadounidense. En lugar de aislarlos, una política exterior más equilibrada podría considerar el fortalecimiento de relaciones multilaterales con estas potencias emergentes, reconociendo su papel en la reconfiguración del orden mundial.

Dos caminos, una misma hegemonía

Aunque Harris y Trump representan enfoques distintos para lidiar con la guerra en Ucrania y las relaciones con China y los BRICS, ambos tienen un objetivo común: mantener la hegemonía de Estados Unidos. Para Harris, esto significa prolongar el conflicto en Ucrania para mantener a Rusia debilitada y reafirmar el poder de Estados Unidos dentro de la OTAN. Para Trump, se trata de una retirada estratégica que permita concentrar los esfuerzos en contener a China y a los BRICS, que representan una amenaza más directa y estructural al poder estadounidense.

En cualquier caso, la elección de 2024 definirá no solo el futuro de la guerra en Ucrania, sino también la postura de Estados Unidos frente a un mundo cada vez más multipolar. Mientras Kamala Harris representa la continuidad de una política intervencionista que busca mantener el status quo, Trump propone un cambio que podría generar un reordenamiento geopolítico aún más profundo. El resultado tendrá repercusiones no solo en Europa del Este, sino en la forma en que Estados Unidos interactúa con las nuevas potencias del siglo XXI.