
México y la tragedia de los desaparecidos: más de 120 mil personas sin localizar en 2025
Ciudad de México, julio de 2025.– México enfrenta una de las crisis humanitarias más graves de su historia contemporánea: la desaparición masiva de personas. De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), hasta mayo de este año, más de 120 mil personas permanecen desaparecidas en el país. La cifra, lejos de disminuir, ha ido en ascenso año tras año, alimentando la indignación de colectivos de búsqueda, organismos internacionales y víctimas indirectas.
Una estadística que no se detiene
Durante el primer trimestre de 2025, se reportaron oficialmente 5 mil 636 desapariciones, un promedio de más de 60 personas por día. Solo en mayo, el mes más violento en términos de desapariciones hasta ahora, se registraron mil 398 casos. Esta cifra representa un incremento del 12 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior.
Desde que comenzaron los registros formales en 1964, el país acumula más de 347 mil reportes históricos de desaparición. De estos, más de 122 mil permanecen activos, es decir, la persona continúa sin ser localizada. El resto ha sido encontrado con vida o sin ella.
Un fenómeno que afecta a los más jóvenes
El perfil de las víctimas ha variado con el tiempo, pero el grueso se concentra en la población joven. Las personas de entre 25 y 29 años conforman el grupo más afectado, aunque el incremento entre adolescentes ha sido particularmente alarmante. Entre las edades de 15 a 19 años, las desapariciones aumentaron un 63 por ciento en el último año. En el grupo de 10 a 14 años, el crecimiento fue del 72 por ciento.
Asimismo, las desapariciones de mujeres han aumentado un 54 por ciento en comparación con 2023, lo que refleja un patrón que también se agrava en contextos de violencia de género y trata de personas.
Estados más afectados
Jalisco continúa encabezando la lista de estados con más personas desaparecidas, seguido por el Estado de México, Tamaulipas, Veracruz y Nuevo León. Estas cinco entidades concentran casi el 44 por ciento del total nacional. En Jalisco, específicamente en el predio conocido como “Las Agujas” en Zapopan, se encontraron recientemente más de 220 bolsas con restos humanos, lo que podría representar uno de los hallazgos forenses más significativos en años recientes.
Por su parte, Tabasco registró un aumento del 87 por ciento en desapariciones, siendo uno de los estados con el crecimiento más acelerado en 2025.
Hallazgos que estremecen
El hallazgo de fosas clandestinas no ha cesado. En mayo pasado, en una vivienda de Irapuato, Guanajuato, fueron encontrados 17 cuerpos enterrados, la mayoría en estado de descomposición avanzada. Casos similares se han documentado en Colima, Guerrero y Zacatecas.
A pesar de estos hallazgos, la mayoría de las fosas clandestinas no son intervenidas por las autoridades de inmediato, y en muchos casos, quienes encabezan las búsquedas son familiares organizados en colectivos que, sin apoyo estatal, han construido redes de información y rastreo a nivel nacional.
Respuesta institucional insuficiente
Aunque el gobierno federal ha anunciado medidas como la creación de una base forense unificada y el fortalecimiento de la Comisión Nacional de Búsqueda, colectivos como las Madres Buscadoras de Sonora, Guerrero y Jalisco han denunciado omisiones sistemáticas por parte de autoridades estatales y federales, además de la falta de resultados concretos.
La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró en mayo que se buscará homologar el delito de desaparición con el de secuestro para endurecer las penas, y que se publicarán reportes mensuales detallados para transparentar la información. Sin embargo, diversas organizaciones han criticado que las cifras públicas son manipulables y que, en algunos casos, desaparecidos son retirados del registro sin haber sido encontrados.
Una herida abierta
La crisis de personas desaparecidas en México no solo refleja el avance del crimen organizado en distintas regiones del país, sino también la debilidad institucional y la impunidad estructural. Para miles de familias mexicanas, la búsqueda de sus seres queridos se ha convertido en una tarea de por vida, marcada por la angustia, el desgaste económico y emocional, y la constante exigencia de justicia.
En palabras de un familiar buscador: “Aquí no tenemos tumbas ni certezas. Solo la esperanza de que en algún punto, alguien nos diga la verdad”.
Mientras tanto, el número sigue creciendo. Y con él, la deuda del Estado mexicano.

Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.
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