Michoacán Crece en Turismo, pero Morelia No Sigue el Ritmo

Morelia es el único municipio afectado por el descenso en la ocupación hotelera y la presencia de turismo en el estado de Michoacán. Mientras que las regiones de la zona lacustre, la costa, el oriente y Zamora experimentan un auge en la actividad turística, la capital del estado continúa a la baja.

Aunque el alcalde Alfonso Martínez Alcázar ha afirmado que la inseguridad en el estado es la razón principal por la cual los turistas han dejado de llegar a Morelia, las cifras reales cuentan una historia diferente.

Gracias a la promoción turística y a las diversas actividades, Pátzcuaro comenzó el verano con una ocupación hotelera del 100% debido a eventos culturales municipales como el Cantoya Fest. Se espera que esta región, que incluye otros cuatro municipios, mantenga una ocupación del 70% en las próximas semanas.

La situación en la costa michoacana es similar. Este verano, se anticipa una ocupación hotelera de hasta el 80% y un aumento en las actividades de campismo con miles de visitantes.

La expectativa de la Secretaría de Turismo es que la afluencia turística crezca al menos un 5% en las regiones donde se ha trabajado en la oferta de actividades.

El caso de Morelia, sin embargo, es el único que no está en sintonía con el resto del estado. Datos de la Asociación de Hoteles de Morelia indican una caída en la ocupación hotelera al inicio de la temporada de verano, con una ocupación actual de apenas el 36%.

La ocupación media para la temporada de verano en Morelia suele ser cerca del 50% en las más de 3,000 habitaciones distribuidas en 68 hoteles de la zona de monumentos.

Los propios hoteleros han señalado estrategias fallidas por parte de la autoridad municipal para promover Morelia como destino turístico, ya que dichas estrategias se implementaron apenas 22 días antes de la temporada.

Además de la falta de estrategias de promoción, el deterioro del centro histórico debido a socavones, el colapso de decenas de edificios sin mantenimiento y la proliferación de ambulantes y franeleros han perjudicado la imagen del primer cuadro de la ciudad.

Especialistas han urgido desde 2017, durante el primer mandato del alcalde Martínez Alcázar, que se atiendan las necesidades de regulación del uso de suelo y se frene la proliferación de antros y bares. Actualmente, hay al menos cinco bares por cada museo en el primer cuadro, con permisos otorgados por el edil y sus regidores.