NASA revela más detalles de su ambicioso plan para encontrar vida extraterrestre

Ir a Marte y encontrar vida extraterrestre, las obsesiones de las agencias espaciales. La primera parece estar encaminada por SpaceX de Elon Musk, la segunda es parte de la agenda de la NASA, que ha revelado más detalles de su ambicioso plan.

El Instituto de Conceptos Avanzados de la agencia espacial estadounidense tiene un programa de tres fases para la investigación de los campos de la astronomía y la exploración espacial. Tres proyectos han sido apoyados con financiamiento de la Fase III y uno de ellos es noticia.

Como explica el sitio web de ScienceAlert en su reporte, este proyecto acaba de publicar un libro en blanco que describe una misión para obtener un telescopio que pueda ver efectivamente biofirmas en exoplanetas cercanos utilizando la lente gravitatoria de nuestro propio Sol.

La distinción de la Fase III le permite al proyecto recibir un aporte de 2 millones de dólares, que se destinaría al Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés), encabezado por el científico Slava Turyshev, investigador de las primeras dos fases.

Acercarse al sol

Turyshev se asoció con The Aerospace Corporation para este último libro, que describe un concepto de misión con más detalle y define qué tecnologías ya existen y qué necesita un mayor desarrollo.

En lugar de lanzar una gran nave que tardaría mucho tiempo en viajar a cualquier lugar, la misión propuesta lanzaría varios pequeños satélites cúbicos y luego se autoensamblaría en el viaje de 25 años hasta el punto de lente gravitacional solar (SGL).

Ese “punto” es en realidad una línea recta entre cualquier estrella alrededor del exoplaneta y en algún lugar entre 550-1000 unidades astronómicas (AU) en el otro lado del Sol. La distancia es superior a las 156 AU que la Voyager 1 ha tardado en recorrer por 44 años.

Para que una nave espacial pueda llegar a tres veces la distancia con la mitad del tiempo, lo que debe hacer es sumergirse muy cerca del Sol.

Problemas de la misión

Usar un impulso gravitacional del astro es un método probado y verdadero. Por ejemplo, el objeto más rápido creado por el hombre, la sonda solar Parker, usó esa técnica.

Sin embargo, con un aumento de 25 UA al año, la velocidad esperada a la que esta misión tendría que viajar no es cosa sencilla y sería un reto aún más desafiante para una flota de naves que para una sola.

En contra tienen los expertos el tema del material. Las velas solares, que son el método de propulsión preferido de la misión, no funcionan tan bien cuando están sujetas a la intensidad del Sol que se requeriría para una onda gravitatoria.

Además, la electrónica del sistema tendría que estar mucho más resistente a la radiación que la tecnología existente actualmente. Afortunadamente, ambos problemas conocidos tienen soluciones potenciales bajo investigación activa.

Otro problema sería cómo coordinar el paso de múltiples satélites a través de este tipo de maniobra gravitatoria y aún así permitirles coordinar la unión para formar efectivamente una nave espacial completamente funcional al final.

Según los autores del artículo, habrá tiempo más que suficiente en el viaje de 25 años hasta el punto de observación para volver a unir activamente los Cubesat individuales en un todo cohesivo.

Lo que podría resultar de esta misión, que aún no ha recibido el financiamiento, es una mejor imagen de un exoplaneta, tan nítida que podría comprobar que sea habitable y que muestre signos de vida en él. Tendremos que esperar algunas décadas para que eso suceda.