
Necaxa: entre docuseries y ambiciones futbolísticas, Longoria propone cambio de rumbo en el club
El Club Necaxa, uno de los equipos más tradicionales de la Liga MX, ha sido foco de atención últimamente no solo por su desempeño en la cancha, sino por la producción audiovisual que retrata su intento por recuperar un lugar destacado en el futbol mexicano. La docuserie Necaxa, que se estrenó recientemente, sigue de cerca la gestión administrativa, las aspiraciones deportivas y los obstáculos de un club que busca reinventarse.
Eva Longoria, inversora del club, es una de las figuras centrales en esta narrativa. En la serie se observa cómo desde la dirección se plantean estrategias para mejorar tanto el rendimiento deportivo como el vínculo con la afición. Se muestran reuniones, planes de captación de talento, entrenamientos, decisiones de plantilla, e incluso la tensión que hay detrás de cada resultado —victorias insuficientes, derrotas inesperadas, momentos de crisis—.
Aunque el paseo por camerinos, oficinas y sesiones de tácticas sirve también para humanizar el proyecto, no todos los episodios dejan una sensación positiva: Los recursos son limitados comparados con los grandes de la liga, los resultados tardan en concretarse, algunos jugadores expresan frustraciones, y la competencia interna por consolidar puestos en el once titular se percibe como un reto constante.
Deportivo Necaxa atraviesa un periodo de transición: las expectativas de propietarios, cuerpo técnico y jugadores convergen en la necesidad de estabilizar al equipo. Mejorar en la tabla, obtener resultados contundentes contra rivales directos y retomar la confianza de su afición son indispensables si quieren alejarse de las posiciones medias o de riesgo.
La serie no solo ha prendido interés mediático, sino que ha abierto espacios de reflexión sobre cómo se profesionaliza un club fuera de los reflectores permanentes de los equipos de gran presupuesto: cómo hacer rendir el talento local, cómo equilibrar finanzas, cómo construir identidad, cómo mantener la ilusión. Para muchos aficionados, ver ese proceso detrás de cámaras confirma que Necaxa no solo pelea por puntos, sino también por demostrar que sí es posible soñar.

Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.
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