Pentágono reconoce aumento de avistamientos de objetos no identificados durante 2025

El 31 de diciembre de 2025, el Departamento de Defensa de Estados Unidos confirmó un incremento significativo en los reportes de objetos voladores no identificados, ahora denominados oficialmente como fenómenos anómalos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés). La información fue incluida en un balance anual presentado por la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO), organismo encargado de recopilar y analizar este tipo de incidentes.

De acuerdo con el informe, durante 2025 se registraron cientos de nuevos reportes, principalmente provenientes de pilotos militares y operadores de radar, muchos de ellos ocurridos en zonas de entrenamiento aéreo y áreas marítimas estratégicas. Aunque la mayoría de los casos fueron posteriormente atribuidos a drones, globos de vigilancia, fenómenos atmosféricos o fallas en sensores, una fracción relevante permanece sin explicación concluyente.

Funcionarios del Pentágono subrayaron que no existe evidencia de que estos objetos representen tecnología extraterrestre ni una amenaza directa para la seguridad nacional. Sin embargo, reconocieron que algunos UAP exhiben patrones de movimiento o características que no encajan fácilmente con aeronaves convencionales, lo que justifica la continuidad de las investigaciones y el fortalecimiento de los protocolos de reporte dentro de las fuerzas armadas.

El tema ha vuelto a captar la atención pública debido a la creciente transparencia del gobierno estadounidense en torno a estos fenómenos, una postura que contrasta con décadas anteriores marcadas por el secretismo. Legisladores de ambos partidos han insistido en la necesidad de reportes más claros y accesibles, argumentando que el fenómeno no debe tratarse desde el sensacionalismo, sino como un asunto de seguridad aérea y análisis científico.

Especialistas en defensa y aviación señalan que el aumento de avistamientos también puede estar relacionado con la proliferación de drones avanzados, el uso de nuevas tecnologías de vigilancia y una mayor disposición de pilotos y personal militar a reportar eventos inusuales sin temor a represalias. Este cambio cultural ha permitido contar con más datos, aunque no necesariamente con más respuestas definitivas.

Con el cierre de 2025, el fenómeno UAP se mantiene como uno de los temas más intrigantes en la intersección entre ciencia, tecnología y defensa. Mientras las autoridades insisten en una aproximación racional y basada en evidencia, el interés público continúa creciendo, alimentado por la expectativa de que futuros informes puedan arrojar mayor claridad sobre estos objetos que siguen desafiando la identificación convencional.