Presidente de Perú enfrenta juicio político en su contra
Ciudad de México.- Este viernes, el presidente de Perú, Martín Vizcarra se encuentra en la mira mientras los legisladores de la oposición sigue adelante con el juicio político en su contra en plena pandemia.
Los legisladores parecían estar lejos de dos tercios necesaria para destituir a Vizcarra del cargo, pero, aunque logre evitar su expulsión, los analistas advirtieron que no podría salir ileso del proceso.
Su capacidad de sacar adelante la agenda anticorrupción que ha tratado de convertir en el sello distintivo en su corta presidencia podría verse afectada si se considera que Vizcarra está implicado en tráfico de influencias.
“Su credibilidad para llevar a cabo esa agenda ya es problemática”, apuntó Jo-Marie Burt, investigadora del centro de estudios Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.
La situación se debe a la relación entre Vizcarra y un músico poco conocido, Richard Swing, y los cerca de 50.000 dólares que éste recibió en contratos con el Ministerio de Cultura por actividades como charlas motivacionales.
Un audio compartido por Edgar Alarcón, un legislador acusado de malversación, parece mostrar a Vizcarra coordinando una estrategia de defensa con dos asesores para aclarar las versiones.
Vizcarra insiste en que no hubo ninguna actividad ilegal y del que no ha sido acusado.
El presidente puede dirigirse al Parlamento para defenderse, pero será representado por un abogado. Según los analistas han criticado el proceso apresurado, muchos están de acuerdo con que el mandatario debe explicar este caso.
Vizcarra asumió el cargo en 2018 tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, presionado por el Congreso luego que se diera a conocer la existencia de pagos no revelados por un importe de 782.000 dólares a su firma privada de consultoría de parte de la constructora Odebrecht.
Odebrecht admitió haber pagado unos 800 millones de dólares en sobornos a funcionarios en todo Latinoamérica e incluso todos los expresidentes de Perú vivos han sido implicados en la trama.
Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.
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