Si el circo o los payasos te dan miedo, lo mejor es que no te acerques a este juego. Pocas veces he sentido más mal rollo que con Vlad Circus: Descend into Madness

Vlad Circus es un videojuego de terror psicológico único. Es una historia de terror que avanza lentamente. La paranoia, el horror corporal, el sufrimiento humano, las enfermedades y las peores cosas que acechan en nuestras mentes se combinan en un fuego lento. El tema se siente muy pesado e inquietante, lo que me hace cerrar mi paquete Steam más de una vez, guardarlo, respirar profundamente y seguir adelante. Este juego no es un juego de terror formal, sino más bien un juego con personajes inquietantes. Me recordó la aterradora tensión creada por los protagonistas de la película favorita de Alex de la Iglesia, Comunidad. Pero aquí no estamos rodeados de versiones espeluznantes y deformadas de los vecinos de su edificio, sino de artistas de circo fallidos, deformes, destrozados y tristes. Depende del jugador convertirse en payaso. Hace unos años todos vivían felices y en armonía. El hombre fuerte tenía músculos, el ventrílocuo era guapo y tú eras amable. Pero ahora el payaso está enojado, el ventrílocuo es un esclavo títere y el dictador tiene polio. Sois los restos reunidos desesperadamente en un castillo oscuro. El maestro de ceremonias Vlad te ha reunido para volver al trabajo. El circo de Vlad es una obra coral emotiva y triste.
Así comienza esta aventura. Sus mayores puntos fuertes son lo bien escrito que está, con el diálogo de los personajes, la vulnerabilidad de los payasos con los que interactuamos y el hermoso pixel art. Los píxeles indefinidos le dan a todo una sensación extraña e irreal. Y encaja perfectamente con el Circo de Vlad. Porque los payasos vemos cosas que nunca podremos saber si son reales o no.
Esto no es un survival horror, sino una aventura gráfica con combate. Implica moverse de un lado al otro del castillo, adentrarse en el bosque, encontrar objetos que puedan usarse en un rompecabezas y seguir adelante. Los rompecabezas funcionan muy bien porque sirven para hacer avanzar y retroceder la historia. El combate es un poco sencillo, pero nos ayuda mucho a entender que nuestro payaso es débil, solitario y más patético de lo que pensamos.
Pero ni los puzles ni el combate son importantes. No son más que un medio de comunicación con lo importante: con el resto de habitantes del castillo. Estoy seguro de que tienen historias terribles sobre su pasado y sus vidas. Mientras expresan lo molestos que están con cada palabra, su relación se revela y, finalmente, se revelan cosas terribles. Este juego es tan bueno que puede abrumarte de emociones. El estrés es visible durante las conversaciones dentro del juego.
A menudo nos engañamos o estamos de mal humor. Entonces nuestro payaso empieza a deprimirse. Funciona igual que cuando nadas en el Dredge por la noche. Sólo podemos curarnos a nosotros mismos a través de la medicina o la oración escuchando una voz que viene de algún lugar. Cuando estás estresado, tu ansiedad se vuelve abrumadora. Por lo tanto, te recomendamos que juegues con auriculares. Es una forma de horror muy extraña, pero tan convincente y personal que hace de la empatía su peor aliada. Te sientes como el típico personaje indefenso y algo estúpido que se adentra en el foso de los leones sin saber lo que hace. Vlad’s Circus tiene esa sensación y vale la pena jugarlo. Además, es aún mejor porque es breve y va al grano. Lo malo es que a veces hay que retroceder demasiado y tener cuidado de no colocar elementos clave al otro lado del escenario sin saberlo. Entiendo por qué la lucha es tan dura, pero también necesita una segunda mirada. Sin embargo, se trata de problemas menores que no afectan a las partes más fuertes del título: la progresión, la historia y la mecánica de miedo única.