Si existieran los extraterrestres, ¿sería realista pensar que tuvieran forma humana?
Gran parte de las obras de fantasía o ciencia ficción que incluyen seres extraterrestres tienen un denominador más o menos común: el aspecto humanoide de esos extraterrestres.
En ‘Star Wars‘, especies como los zabrak o los twy’lek son básicamente humanos con coloración exótica y la cabeza cubierta de cuernos en el primer caso, y con dos tentáculos a modo de coletas en el segundo. Los na’vi de ‘Avatar’ son claramente humanoides, aunque de color azul, bioluminiscente, y una estatura de más de tres metros. Gran parte de los alienígenas del universo cinematográfico de Marvel, como los chitauri, o los personajes de Gamora o Thanos, tienen forma humana. Los habitantes del planeta Namek, de ‘Bolas de dragón’, está habitado por criaturas de piel verde, sin pelo y con antenas, pero mantienen la forma humana. Y en ‘Star Trek’, vulcanos, andorianos, betazoides, romulanos y demás seres extraterrestres tienen el mismo patrón corporal que el ser humano.
Otras obras combinan apariencias humanoides con otros seres radicalmente distintos. Tal vez la serie más llamativa, en este sentido, sea ‘Doctor Who’, la serie más larga de la historia. Especies como los sontaran, los sycorax, el silencio, los zygon o los mismos galifreyanos —especie a la que pertenece el protagonista— son claramente humanoides; otras, como los ángeles llorosos, los pyrovilianos o los gelth recuerdan esa apariencia en morfología, aunque con bastantes diferencias —están hechos, respectivamente, de roca, de magma y de gas—; y otros alienígenas son completamente distintos, y no tienen nada que ver con un ser humano, como los isolus —que recuerdan a una semilla—, el vashta nerada —un enjambre hecho de sombras—o los principales antagonistas: los daleks, criaturas con aspecto de pulpo, un solo ojo, y protegidos por una armadura que recuerda a un robot.
Hay obras que abordan extraterrestres con formas muy distintas: ‘Distrito 9’ tiene extraterrestres insectoides; ‘La llamada’, con formas de calamar; ‘Alien, el octavo pasajero’ muestra un organismo muy extraño, con exoesqueleto, sangre ácida y un complejo ciclo vital parasítico; ‘Life’ muestra un organismo ameboide; y películas como ‘Valerian y la ciudad de los mil planetas’ nos presentan abundantes especies extraterrestres distintas, muchas de ellas con aspectos realmente extraños.
Quizá el recurso más curioso sea el de las películas en las que el aspecto de los alienígenas resulta desconocido, y son ellos mismos los que, ya sea modificando su aspecto, o comunicándose mediante ilusiones visuales, se hacen pasar por seres humanos para facilitar el contacto con la humanidad. Es lo que vemos, en el primer caso, en ambas versiones de ‘Ultimatum a la Tierra’, y en el segundo caso, la obra maestra ‘Contact’.
¿Cómo llega un extraterrestre a ser humanoide?
Decía Theodosius Dobzhansky que «en biología nada tiene sentido, si no es a la luz de la evolución». Por muy ficticia que sea una obra, si presenta un organismo extraterrestre, es lógico asumir que, en el planeta del que proceda el organismo —desde Pandora hasta Melmac—ha evolucionado de tal manera que ha adquirido el aspecto que presenta, mediante adaptaciones consecutivas.
La comedia cinematográfica ‘Evolution’ (2001), protagonizada por David Duchovny, Julianne Moore y Orlando Jones aborda esta cuestión con abundantes licencias artísticas. Dejando de lado la falta de rigor en las decisiones de guion —que parecen hechas adrede con motivos cómicos—, esta película presenta, como argumento central, un meteorito que ha impactado en Glen Canyon, Arizona, que traía formas de vida unicelulares que han sobrevivido al viaje. Con el tiempo descubren que el motor evolutivo de estas formas de vida radica en el calor, y gracias a la agradable temperatura de la zona, las poblaciones extraterrestres experimentan un proceso evolutivo muy acelerado.
En la película, los organismos unicelulares adquieren pluricelularidad, y posteriormente van acumulando adaptaciones al entorno. Terminan por formar su propio ecosistema, con organismos semejantes a hongos, y criaturas que recuerdan a animales de la tierra. Los gusanos dan el paso a criaturas con aspecto de anfibio, reptiles —alados— y, finalmente, organismos mamiferoides. Cerca del final, los organismos tienen el aspecto de grandes primates, algo que destaca el personaje interpretado por Duchovny, un biólogo.
Aunque en la mayoría de obras de ficción no aparece expresado de tal manera, en otras muchas se puede deducir o inferir a partir del argumento o de lo que se desarrolla en pantalla. Está claro que los na’vi de ‘Avatar’ proceden de un proceso evolutivo, que tiene su origen en otra fauna de Pandora, mientras que se sabe que los vulcanos y los romulanos de ‘Star Trek’ tienen un origen común, y que sus antepasados evolutivos salieron de los mares del planeta Vulcano cientos de millones de años atrás, un detalle que se menciona en la serie original. Por lo tanto, la vida en Vulcano debió de evolucionar de alguna forma paralela a como sucedió en la Tierra.
¿Es posible una evolución paralela?
En biología evolutiva, la evolución paralela es el suceso por el cual dos grupos de seres vivos pertenecientes a linajes distintos adquieren un rasgo similar, gracias a la existencia de presiones ambientales similares. Por ejemplo, el ojo de los pulpos y de los vertebrados son estructuras independientes, que han evolucionado por separado en linajes distintos.
Con esta base, se podría pensar que determinados rasgos —patas, ojos, piel, cierto sistema esquelético, o incluso la bipedestación— podrían ser perfectamente posibles en una hipotética especie extraterrestre que haya evolucionado en un planeta con condiciones similares a la Tierra. Pero que esos paralelismos lleguen a asemejarse con un mamífero, o más aún, con un ser humano es inverosímil. Que además, esa especie sea compatible en términos reproductivos con el ser humano —como son los vulcano—, es imposible.
Para que ocurra una evolución paralela mantenida de forma tan extraordinaria es necesario que las condiciones ambientales sean prácticamente idénticas. Hay ciertos eventos que tienen una gran importancia en el camino evolutivo de un planeta; por ejemplo, en la Tierra, si hace 66 millones de años no se hubieran extinguido la mayoría de los dinosaurios, la vida sería totalmente distinta, y no existiría la humanidad.
Que dos linajes distintos, independientes y sin conexión alguna, sigan la misma trayectoria evolutiva (el controvertido concepto de evolucionar hacia atrás en la …) en dos ambientes distintos es absolutamente inverosímil. Asumir que una forma extraterrestre tendrá el aspecto de un ser humano no es más que una concepción errada del proceso evolutivo —casi teleológica—, y un antropocentrismo que no se corresponde con la diversidad real de la vida en la Tierra.
Esto no necesariamente tiene por qué impedir disfrutar de esas obras de ficción, algunas excelentes, emocionantes y fascinantes. Solo hay que recordar, siempre, que si alguna vez se encuentran formas de vida extraterrestre —e incluso de vida inteligente—, serán distintas al ser humano, o a cualquier otra forma de vida de la tierra.
Referencias:
- Berry, S. 1995. Entropy, irreversibility and evolution. Journal of Theoretical Biology, 175(2), 197-202. DOI: 10.1006/jtbi.1995.0132
- Sheridan, M. A. 2009. SETI’s scope: How the Search for ExtraTerrestrial Intelligence became disconnected from new ideas about extraterrestrials. Proquest.
- Simpson, G. G. 1964. The Nonprevalence of Humanoids: We can learn more about life from terrestrial forms than we can from hypothetical extraterrestrial forms. Science, 143(3608), 769-775. DOI: 10.1126/science.143.3608.769
Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.
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