Llegan refuerzos en la búsqueda de señales de vida extraterrestre inteligente

Uno de los conjuntos de radiotelescopios más potentes del mundo se une a la caza de señales procedentes de posibles civilizaciones alienígenas en nuestra galaxia. El conjunto de radiotelescopios VLA (Karl G. Jansky Very Large Array), de la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) de Estados Unidos, está recogiendo datos que unos científicos analizarán en busca del tipo de emisiones que solo pueden generarse por medios artificiales, señales que delatarían la existencia de una civilización tecnológicamente avanzada.

El VLA, situado a unos 80 kilómetros al oeste de Socorro (Nuevo México), es uno de los conjuntos de radiotelescopios más productivos del mundo y consta de 27 antenas repartidas en 37 kilómetros de terreno desértico. Desde 2017, está inmerso en un proyecto conocido como VLASS (Very Large Array Sky Survey), un reconocimiento en radiofrecuencias del 80 por ciento del cielo. Pero mientras se llevan a cabo estas observaciones, desde la red de distribución de señales se enviará una copia de los datos a un receptor especial con canales de banda muy estrechos (de aproximadamente un hercio de ancho). Los investigadores esperan que cualquier señal procedente de un transmisor construido deliberadamente para la comunicación contenga estos componentes de banda estrecha, y su descubrimiento indicaría que la señal no es producida por la naturaleza, sino por un dispositivo artificial alienígena.

“El VLA es el instrumento de referencia para los radioastrónomos, pero esta es la primera vez que lo utilizamos en una búsqueda amplia y continua de tecnofirmas”, destaca Andrew Siemion, del Instituto SETI en Estados Unidos.

Por tecnofirma se entiende cualquier señal o huella que delate el uso de tecnología en vez de deberse a algún fenómeno natural.

A la tarea de buscar señales de inteligencia extraterrestre en el cosmos se la denomina abreviadamente SETI por las siglas en inglés de dicha descripción.

El nuevo sistema de procesamiento para rastreo SETI se llama COSMIC (Commensal Open-Source Multimode Interferometer Cluster) y está liderado por el Instituto SETI, en colaboración con el Observatorio Radioastronómico Nacional y la iniciativa Breakthrough Listen Initiative.

COSMIC trabaja en segundo plano utilizando una copia de los datos que los astrónomos estén recolectando para otros fines científicos. Esta es una forma ideal y muy eficiente de obtener grandes cantidades de tiempo de telescopio para buscar señales raras, sin que ello interfiera con otras investigaciones astronómicas, tal como destaca Paul Demorest, del Observatorio Radioastronómico Nacional (NRAO, por sus siglas en inglés) de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos.

A diferencia de muchos rastreos SETI anteriores, este nuevo sistema de trabajo puede reconocer una amplia gama de transmisiones, como señales pulsantes y transitorias. El rango de frecuencias a monitorizar no tiene precedentes, y la cantidad de sistemas solares examinados será de aproximadamente diez millones.

Desde principios de 2023, el sistema COSMIC ha detectado señales procedentes de la nave espacial Voyager 1, lo que ha servido para verificar el funcionamiento de las antenas individuales del conjunto, así como para combinar sus observaciones con el fin de producir un resultado que muestre claramente la portadora y las bandas laterales de las transmisiones de la nave espacial. El objetivo se ha conseguido plenamente. La Voyager 1 es un buen ejemplo de emisiones artificiales procedentes de fuera de nuestro sistema solar. La nave viaja actualmente por el espacio interestelar y se halla a una distancia de casi 1 día-luz de la Tierra.

El pico en este diagrama refleja la clara detección como señal artificial de una emisión procedente de la sonda interestelar Voyager 1, a casi 1 día-luz de la Tierra. La detección se ha hecho utilizando el instrumento COSMIC del VLA. Lanzada al espacio en 1977, la nave Voyager 1 es actualmente el objeto de fabricación humana más alejado de la Tierra de entre todos los enviados al espacio. El débil radiotransmisor de la Voyager es difícil de detectar incluso con los mayores radiotelescopios del mundo, y constituye una tecnofirma humana ideal para probar el rendimiento de los instrumentos destinados a rastreos SETI. La detección de emisiones de la Voyager 1 proporciona al equipo de COSMIC una gran confianza en que el sistema pueda detectar, si existen, emisiones artificiales procedentes de civilizaciones extraterrestres en otros sistemas solares. (Imagen: SETI Institute / COSMIC team / VLA)

“La detección de la Voyager 1 es una emocionante demostración de las capacidades del sistema COSMIC”, recalca Jack Hickish, fundador de la empresa Real-Time Radio Systems Ltd., que colabora en el equipamiento técnico. “Es la culminación de una enorme cantidad de trabajo de un equipo internacional de científicos e ingenieros. El sistema COSMIC es un ejemplo fantástico del uso de hardware informático moderno generalista para aumentar las capacidades de un telescopio existente y sirve como banco de pruebas para la investigación de tecnofirmas en radiotelescopios futuros como el VLA de Nueva Generación del NRAO”.

Cuando se combine a fondo con la alta sensibilidad del VLA, COSMIC escrutará los murmullos del cosmos unas mil veces más exhaustivamente que lo logrado en cualquier otra búsqueda SETI anterior. La historia demuestra que las grandes mejoras en la sensibilidad y el alcance de los instrumentos de detección suelen verse recompensadas con la detección de una señal que antes no habría sido posible captar. Si esta tendencia también se cumple en el caso del COSMIC, esta iniciativa podría traer el descubrimiento de un susurro de radio que nos diría que no somos los únicos habitantes inteligentes de la Vía Láctea. (Fuente: NCYT de Amazings)