¿Qué papel juega Rusia en África ante la llegada del mundo multipolar?
Durante los últimos años, Rusia ha intensificado su compromiso con el continente africano reforzando sus lazos políticos, comerciales y de seguridad. Aunque ha sido una relación fuertemente cuestionada en Occidente, ha demostrado reciprocidad y se cimienta en los lazos estrechos de la descolonización.
La agenda del Kremlin para África se ha mantenido en constante movimiento recientemente. A finales de mayo, mientras que el presidente ruso, Vladímir Putin, recibía su homólogo eritreo, Isaías Afewerki, en Moscú, arrancaba en Kenia otra gira del canciller ruso, Serguéi Lavrov, por el continente, todo esto previo a la segunda cumbre Rusia-África, que se celebrará en julio en San Petersburgo.
Cabe señalar que el renacimiento del interés ruso por África comenzó mucho antes de que las relaciones entre Rusia y Occidente se derrumbaran debido a la crisis ucraniana. Y es el resultado de la constatación de que África será cada vez más importante en las próximas décadas.
“Rusia no tiene mala reputación en África”
Rusia no es el único interesado en cooperar con el continente africano; la competencia es cada vez mayor. No solo las tradicionales potencias coloniales europeas, junto con EE.UU., pretenden reforzar su presencia allí, sino que China también se ha establecido hace tiempo como socio clave.
Sin embargo, Fiódor Lukiánov, presidente del Presidium del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia y redactor jefe de Russia in Global Affairs, asegura que Moscú tiene una ventaja competitiva. “Rusia no tiene mala reputación en África, porque no hay ningún rastro colonial a nuestras espaldas y, es más, les prestamos toda nuestra ayuda para liberar a un gran número de países africanos de la dependencia colonial durante el periodo soviético”, escribe Lukiánov en un artículo para el Consejo Ruso de Asuntos Internacionales.
Asimismo, el experto destaca que existe cierta percepción de que Rusia es una especie de Unión Soviética 2.0, donde “el trasfondo positivo ha sobrevivido y existe la oportunidad de construir sobre él”, aunque esta oportunidad se esté reduciendo, “porque la generación está cambiando”, explicó.
“Muchos de nuestros estudiantes fueron educados en Rusia, entonces, ¿por qué de repente debería haber un problema debido al hecho de que continuamos con Rusia la relación que históricamente hemos tenido?”, declaró en una entrevista en febrero el ministro de Asuntos Exteriores de Uganda, Haji Abubaker Jeje Odongo. “Fuimos colonizados y perdonamos a quienes nos colonizaron. Ahora los colonizadores nos piden que seamos enemigos de Rusia, que nunca nos colonizó”, destacó.
En África, Rusia ha sido clave no solo para el desarrollo económico y de capital humano, como en la era soviética, también ha sido eficaz a la hora de prestar servicios de seguridad e incluso de competir con los proveedores tradicionales de estos servicios, como los franceses. Asimismo, durante el conflicto de Ucrania fue evidente que para África, Moscú supone un actor clave en el mercado de alimentos y fertilizantes.
África en el mundo multipolar
Rusia defiende un mundo multipolar en el que se resiste la imposición de los ideales occidentales y se respeta la soberanía ideológica de todas las naciones, y este enfoque encuentra audiencia en partes de África donde el dominio colonial dejó grandes secuelas.
“La segunda cumbre Rusia-África, que se celebrará el próximo mes en San Petersburgo, debería determinar el vector de desarrollo de las relaciones para los próximos años. Está concebida para dar un nuevo impulso a nuestros lazos con el continente africano, llevarlos a un nivel superior, ampliar y enriquecer la paleta de la cooperación”, señala Grigori Karasin, ex viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia.
Desde el punto de vista político, la celebración de este gran acontecimiento internacional “será un testimonio elocuente de la inutilidad de los esfuerzos de Occidente por ‘aislar’ a Rusia”, indicó. “Todo ello contribuirá a nuestros esfuerzos comunes para reforzar el sistema multipolar del orden mundial, en el que el continente africano se convertirá a su debido tiempo en uno de los centros independientes”, subraya.
Durante una intervención en marzo ante la Duma Estatal en Moscú, Vladímir Putin aseguró que Rusia está convencida de que “África será uno de los líderes del orden mundial multipolar que se está configurando: existen todos los requisitos objetivos para ello”.
Distanciamiento de Occidente
Desde Washington se esfuerzan por decir a los africanos que no deben acudir a la “cumbre de Putin”. Actualmente hay un juego diplomático de tira y afloja, donde la mayoría de los países del mundo no occidental, aunque su posición no pueda calificarse de prorrusa, no están dispuestos a bailar al son de EE.UU. Esto ha quedado patente en el último año y medio.
Esta semana, el canciller de Malí, Abdoulaye Diop, criticó que los países que anteriormente se habían beneficiado de la esclavitud y la colonización en África actualmente se sienten en condiciones de dar lecciones sobre derechos humanos. En la misma sintonía se expresó el presidente de Eritrea, Isaías Afewerki, durante una reciente entrevista con RT, en la que destacó que “estamos en una situación en la que un grupo de fuerzas hegemónicas, la OTAN dirigida por Washington, ha declarado la guerra a la humanidad, y la humanidad tiene derecho a defenderse”.
De igual forma, cada vez son más países los países africanos que han fortalecido sus relaciones en materia de seguridad con Moscú, retomando los antiguos lazos creados durante la Guerra Fría. Es el caso de Sudáfrica, que el pasado febrero celebró junto con Rusia y China su segundo ejercicio naval conjunto frente a las costas sudafricanas, lo que generó fuertes críticas desde Washington sobre la neutralidad del país, ya que el Pentágono reveló que Pretoria se negó a participar en unos ejercicios militares similares liderados por EE.UU.
Otros grandes jugadores africanos también han dado pasos importantes para fortalecer sus relaciones con el Kremlin en materia de seguridad. Países como Egipto, Eritrea, Madagascar, Mozambique, Sudán y la República Centroafricana ya han expresado su deseo de contar con bases militares rusas en sus territorios.
Más allá del distanciamiento en temas de política y seguridad, varios países africanos, como Egipto, Kenia o Zimbabue, ya han tomado medidas que buscan reducir su dependencia respecto al dólar en el comercio internacional. El presidente de Kenia, William Ruto, quien ha sido un gran impulsor de este movimiento, ha instado recientemente a las naciones del continente a rechazar el dólar y adherirse al Sistema Panafricano de Pagos y Liquidaciones (PAPSS, por sus siglas en inglés) para facilitar el comercio en la región.
En este contexto, los países europeos han reconocido que se enfrentan a varios problemas relacionados con el debilitamiento de sus posiciones en el continente. El presidente francés, Emmanuel Macron, declaró en marzo durante su problemática gira africana que la época de la llamada Francáfrica (‘Françafrique’, en francés), término con el que se suele describir la estrategia de París para defender sus intereses en las antiguas colonias, llegó a su fin.
Según el diputado congoleño Jérémy Lissouba, el éxito de Rusia en África se debe a que, a diferencia del siglo pasado, “esta vez no se puede obligar tan fácilmente a estos países a elegir” a sus aliados. “Rusia lo entiende; Occidente, no”, afirmó el parlamentario.
El rol de África en la crisis ucraniana
Desde el inicio de la operación militar rusa de Ucrania en febrero de 2022, la Asamblea General de la ONU ha celebrado cinco importantes votaciones sobre el asunto. Considerados colectivamente y en conjunto los resultados de estas cinco votaciones, la mayoría (52%) de los Estados africanos se abstuvieron de votar o hicieron lo mismo al no asistir. Esta fragmentación del voto sorprendió a muchos y suscitó duras críticas desde diversas capitales occidentales.
Según Ronak Gopaldas, director de Signal Risk, empresa sudafricana de análisis de riesgos, el resultado de las votaciones no debería haber sido una sorpresa. Pone de relieve “la falta de consenso dentro de África” sobre una voluntad más amplia de adoptar una postura colectiva entre grandes potencias rivales, asegura.
Sin embargo, el continente africano ha demostrado una voluntad colectiva en pro de una resolución pacífica de la crisis. Miembros de una misión africana para la paz viajarán a Ucrania y Rusia la próxima semana con el objetivo de presentar su plan “camino hacia la paz” a los líderes de ambos países. Así, los presidentes de Sudáfrica, la Unión de las Comoras, la República del Congo, Uganda, Senegal, Zambia y Egipto se reunirán el viernes 16 de junio con el presidente ucraniano Vladímir Zelenski en Kiev, mientras que el encuentro con el mandatario ruso está previsto para el sábado 17 de junio.
A finales de mayo, se supo que el colectivo quiere proponer a Ucrania iniciar negociaciones con Moscú incluso si las tropas rusas permanecen en territorios que Kiev considera como suyos. “Lo primero es el cese de las hostilidades. Lo segundo es un marco para una paz duradera”, dijo el portavoz de la Presidencia sudafricana, Vincent Magwenya.
Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.
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