Qué es ‘El Niño’: el fenómeno climático que según pronósticos impactará con fuerza en México, según expertos
‘La Niña’ estuvo presente por tercer año consecutivo y ahora todo parece indicar que ‘El Niño’, el fenómeno opuesto, llegará entre mayo y junio. Con un nuevo episodio de ‘El Niño’, las corrientes del Océano Pacífico se calentarán. Suena a poco, pero entre sus consecuencias está el incremento global de temperaturas, el aumento de huracanes en el Pacífico y mayor probabilidad de sequías en el centro, noreste y sur del país.
Entre ‘El Niño’ y el cambio climático, las temperaturas mundiales se elevarán “hasta límites desconocidos” en el transcurso de los próximos cinco años, advirtió este 17 de mayo la Organización Meteorológica Mundial. Su pronóstico es que hay un 60% de probabilidad de que ‘El Niño’ comience en breve, pero el pronóstico dado a conocer por la Conagua el pasado 17 de mayo es de un 90% de probabilidad.
Qué le pasa a México con ‘El Niño’
‘El Niño’ es, dicho llanamente, el calentamiento superficial del Océano Pacífico a lo largo de las costas de Perú y Ecuador. Dado que es un fenómeno primero observado cercano al período Navideño, se le otorgó su nombre en referencia a El Niño Jesús. Suena a broma, pero tan no lo es que el fenómeno terminó siendo referido así por la comunidad científica a nivel global.
Conforme se ha investigado más de ‘El Niño’, se ha observado que el calentamiento ese extiende hasta el Pacífico Central y, dado su magnitud, influye en la temperatura global. ‘El Niño’ oficialmente comienza cuando se detecta una elevación en temperatura de 0.5 °C por encima de la media del período entre 1971 y 2000.
Cuando existe ‘El Niño’, los vientos provocan que el agua cálida del oeste del Pacífico se recorra a lo largo de la línea ecuatorial. Con más agua cálida al este del Pacífico, la atmósfera se vuelve inestable, se genera ascenso de humedad, formación de nubes y, como resultado último, lluvia. Esa es la explicación para que durante ‘El Niño’ haya más lluvias en el centro y este del Pacífico, lo que fomenta también la aparición de más huracanes para la costa oeste de México, incluyendo Chiapas y Guerrero.
En condiciones de ‘La Niña’ el agua cálida se traslada al oeste del Pacífico y fomenta lluvias en regiones cercanas a Indonesia, como se ve en el siguiente esquema de Conagua:
Vistos los efectos a nivel general, los impactos a nivel local varían mucho dependiendo de en qué momento del año se presente ‘El Niño’. Hablemos de México. Si ‘El Niño’ aparece en primavera, suele haber más lluvias en la parte oeste y norte del territorio y la mayoría del país tendría condiciones normales. No obstante, si aparece en verano, habría condiciones húmedas en noreste, centro y sur, con la península de Yucatán siendo anormalmente seca.
Si ‘El Niño’ ocurre en otoño habría condiciones húmedas para el noroeste, mucha humedad para Yucatán y condiciones secas para Veracruz. Por último, si ‘El Niño’ ocurre en diciembre, hay probabilidad de sequía para Península de Baja California, Sonora, Sinaloa, Nayarit así como para el Bajío y ciertas regiones de Chihuahua, Coahuila y centro de Veracruz.
Esas descripciones aplican para ‘El Niño’ en su versión moderada, pero un fuerte fenómeno de ‘El Niño’, es decir, un enfriamiento severo del Pacífico ecuatorial, resultaría en condiciones mucho más severas. En el peor de los casos, si las condiciones se hicieran presentes en verano u otoño, muy probablemente habría sequía intensa en noroeste, oeste, centro, este y sur del país, como se ve en el siguiente mapa:
El verdadero problema de ‘El Niño’
Con efectos tan dispares, es fácil perder la pista de ‘El Niño’ y sus efectos solo en México. Claro que el abanico de impactos es solo una muestra de la importancia de seguirle la pista al calentamiento o enfriamiento del Pacífico. La principal preocupación de la Organización Meteorológica Mundial es que después de tres años seguidos de ‘La Niña’ continúe una etapa severa de ‘El Niño’ y ello contribuya a orto repunte de temperaturas a nivel global.
La amenaza es seria: si ‘El Niño’ llega con fuerza no solo incrementará la probabilidad de sequía en México para 2023 o 2024, sino también la de que uno de los próximos cinco años sea el más cálido jamás registrado en la historia del planeta.
Un partido revolucionario, si en verdad está empeñado en hacer y dirigir la revolución no puede renunciar al legítimo derecho de ser o formar parte de la vanguardia histórica que en efecto haga y dirija la revolución socialista en nuestro país, es de hipócritas decir que se lucha sin aspirar a tomar el poder y mucho más aún si se pretende desarrollar lucha diciendo que no busca ser vanguardia cuando en los hechos se actúa en esa dirección.
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